Sucede que al ejercer el negro mester, las personas no familiarizadas con el mismo -llámese profanos o no iniciados- caen en confusiones psicodélicas al tener un encuentro cercano del tercer tipo con un tuno. Al andar por las calles vestido y con instrumento en mano más de uno habrá escuchado comentarios como: “¡hey Cristóbal Colón!”, “¡ahí está el mariachi!”, “¡Romeo… ¿y tu Julieta?!”, “¿eres un príncipe?”, “¡Los Chachaleros!”, “se adelantó el halloween”. En el hermano país de Chile sucedió algo curioso: Un estudiante, caballero de la tuna y escolar del sur, iba caminando armado a la tunantesca un día cualquiera por la ciudad y al cruzar la calle notó una situación peligrosa, pues resultó que un pequeñajo, un niño iba a cruzarla imprudentemente y sin mirar a ambos lados. En cuestión de segundos y con un bólido precipitándose a toda marcha el valiente tuno corre capa al viento y se abalanza sobre el infante a quien salvó de una muerte segura. Pasado el susto llega preocupado el padre del niño que tras abrazar a su hijo mira anonadado al valiente y exclama con cierta confusión: “gracias… gracias… y tú ¿Cuál superhéroe eres po?"
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