miércoles, 29 de septiembre de 2010

MESTERCARD


Ser un romántico no pasó de moda jamás. Vivir como Quijote y ver el mundo de manera diferente en búsqueda de la felicidad es realmente heroico. Andar las calles envuelto en una capa galante prendida de cintas que son ecos de amor, con traje de terciopelo fino que es oscuro como la noche y una camisa de gola blanca como niebla nos llama a la aventura de rondar balcones. Noche de serenata en época de rock. El romántico, el idealista, el místico, todos están en búsqueda de la divinidad escondida en el milagro del ser. Y significa aún más al encontrar de todas las maravillas del universo una que nos llene el corazón cuando sonríe.

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